Beata María Rafols, Mujer de fe
Fundadora,
junto con Padre Juan Bonal de las Hnas. De la Caridad de Santa Ana.
NACIMIENTO:
María, Nace un 5 de noviembre de 1781, en
Villafranca del Penedés en la región de Cataluña.
Sus Padres, humildes molineros de fe sólida,
demostrada en su activa participación de la vida Parroquial de su pueblo y
sobre todo, por sus obras de caridad.
Pobreza:
La vida de la
Beata María Rafols Bruna, estuvo marcada desde su nacimiento por la pobreza extrema, la enfermedad, el dolor y la muerte.
Podríamos decir que fue la “tierra fértil” en la cual nació, creció y se
cultivó la personalidad, de la que más tarde -1804- sería, junto con el Padre
Juan Bonal Cortada, la fundadora de la Congregación de las Hermanas De La
Caridad de Santa Ana, en el Hospital Real y General de Ntra. Sra. de Gracia de
Zaragoza. Heroína, de los sitios de Zaragoza 1808-1809; invasión de Napoleón a
España.
Al celebrarse los, 231 años de su nacimiento,
hacemos elogio de su fe, vivida en un constante ascenso hacia la plenitud en
Cristo.
La vida de caridad heroica, no se puede explicar
sin una fe heroica. La caridad fue el alma de su vida, por tanto también la fe.
FE HEROICA:
a)
Llegada al uso de razón se da al ejercicio de una
profunda piedad en la escuela cristiana de sus ejemplares Padres.
b)
Llegada la juventud se consagra íntegramente a Dios en la
parte dolorida de la humanidad: los enfermos, los necesitados y pobres de toda
índole.
c) Se lanza a tierras
extrañas, fuera de las fronteras de su provincia, con todo lo que suponía en
aquel entonces, sin conocer el idioma del lugar al que iba; dedica, toda su
vida a servir con exquisita Caridad evangélica : a los enfermos, huérfanos y necesitados,
sin más bienes que la confianza en Dios; como Abraham, caminó en fe “sal de tu tierra y ve a la tierra que yo
te mostraré…” (Gen 12:1 y ss.)
d)
Trata a sus hijas con caridad materna, heroica,
exponiendo por ellas la vida.
e)
Vive su vida, bajo la espada amenazante de la Sitiada o
Junta de Gobierno del Hospital, que no permite la Eclesialidad de su amada
Congragación. Espera, con una fe heroica el momento oportuno.
f)
Expone su vida por los enfermos, los huérfanos, lo
prisioneros, acepta con resignación las persecuciones: calumnias, cárcel,
destierro, ve en ellas, la voluntad y la mano de la Providencia de Dios. Ella,
actúa en todo momento desde la lógica de la fe.
Fe y
caridad:
En sus 34 años, al
frente de la Inclusa, departamento de niños pobres, abandonados, enfermos que
tenía el Hospital, allí también, con los más precarios recursos y condiciones
inhóspitas – sala con poquísima ventilación y escaza luz - fue el alma que dio
abrigo, calor de hogar a cientos de niños, fue para ellos voz de los sin voz,
auténtica madre, que defendió sus derechos a una vida más digna. Así mismo, en
los días de mayor pobreza del hospital, junto con sus Hermanas de comunidad,
donaba la ración de comida que se le correspondía, a favor de sus pobres
enfermos, a los que consideraba como sus Señores.
Su servicio de
caridad, fue de día y de noche, sin descanso ni desanimo, porque la caridad no
tiene hora, pero sí, un sólido cimiento: la fe; y fue la fe en Dios, que le
llamaba cada día a la fidelidad, la que
hizo posible que durante sus 48 años de vida religiosa, hasta su partida a la
Casa del Padre en 1853, fuera su columna, su pilar fuerte, en la cual se apoyó.
Gratitud:
En estos 231 años,
en que con gozo y gratitud festejamos como Familia Congregacional, nuestra
oración de alabanza y gratitud, se eleva a Dios, por esta gran mujer, que hizo
posible junto con P. Juan Bonal y muchas Hermanas más, un proyecto de Caridad
universal hecha hospitalidad, en la Iglesia y desde Ella, a la gran familia
humana. En la actualidad, su caridad hecha hospitalidad, llega
a los cinco continentes, en 30 países y más de 300 comunidades. Ella,
hizo vida las palabras de Jesús “Nadie
tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (S.Jn:15,13)
Hermanas
de la Caridad de Santa Ana
PROVINCIA
M. RAFOLS